Escrito por: Viviana Moyano Grimaldo El Hôtel-Dieu de Beaune, mejor conocido como los “Hospices de Beaune” Foto tomada de: France Voyage En nuestros tiempos tal vez resulte impensable que un hospital produzca vino para financiar sus actividades. Sin embargo, en épocas medievales, existió un hospicio para pobres, en la región vinícola de Borgoña, Francia, más exactamente en Beaunes, ciudad ubicada a unos 50 Km de la afamada Dijon, que no solo ayudó a tratar las enfermedades de cientos de personas sin recursos, sino que utilizó el producto de sus viñedos para financiar la atención hospitalaria de los menos favorecidos. Se trata del “Hôtel-Dieu de Beaune” o mejor conocido como los “Hospices de Beaune”, institución de caridad creada en el año 1443 por el canciller del Duque de Borgoña, Nicolas Rolin y su esposa, Guigone de Salins, con el fin de destinarla a un lugar de auxilio médico y acogida de enfermos sin recursos económicos, para brindarles todas las comodidades durante su estancia, en una época de enormes necesidades. Recordemos que para entonces, Europa acababa de salir de la devastadora guerra de los cien años, que a su paso, dejo un sinnúmero de desamparados, lisiados y pobres. Para su financiación, como sucedía en muchas instituciones de caridad de aquella época, sus fundadores buscaron donaciones caritativas de las familias pudientes de la región, quienes, con el fin de pagar sus penitencias, amablemente comenzaron a donar, granjas, propiedades, obras de arte y por supuesto viñedos, que luego serían utilizadas por los Hospices para la creación de recursos de sostenimiento de sus pacientes. Se dice que el lujo que recibían sus pacientes era máximo. La institución se encargaba de dar albergue y tratamientos médicos a mujeres embarazadas, niños, peregrinos e indigentes; la mejor comida; atención exclusiva de una monja por cada enfermo y servicio espiritual con capilla incluida dentro del recinto denominado “Sala de los pobres”, donde se encontraban 28 camas con sábanas blancas y unitarias por paciente, que permitían a los enfermos recibir misa sin tener que desplazarse a otro lugar. Puede que todo esto parezca normal en nuestros tiempos, pero en aquel entonces, ello era un verdadero privilegio. Las condiciones eran pésimas en las instituciones hospitalarias, los tratamientos médicos precarios y realmente era un milagro salir vivo después de una enfermedad y menos si no se tenía dinero. La Sala de los Pobres Foto tomada de: beaunefrancia.com Es así como, las donaciones de numerosas hectáreas de vides a los Hospices, convirtieron a esta institución en uno de los propietarios de viñedos y productores de vino más importantes de Borgoña. Con el tiempo llegaron a adquirir un aproximado de 60 hectáreas de viñedos, principalmente ubicadas en Côte de Beaune y Côte de Nuit, las cuales posteriormente, se consolidaron como subregiones vinícolas mundialmente famosas por su producción de Pinot Noir y Chardonnay. Recordemos que actualmente una hectárea de viñedo en Borgoña puede costar de 112.000 a 1.350.000 euros, pero si ya hablamos de viñedos que producen vinos en clasificaciones de mayor calidad, como es el caso de los Premier Cru, la hectárea puede llegar a valer de 420.000 a 2.900.000 euros y en el caso de los Grand Cru, incluso oscilar entre los 2.750.000 y 13.950.000 de euros. Adicionalmente, han llegado a producir unos 37 tipos de vinos en total, que en su mayoría están clasificados como Premier y Gran Cru. Su fama llegó a ser tal que, desde 1859 se estableció una subasta anual de vinos jóvenes, en su gran sala, que oficializó el recaudo de fondos a favor de la institución, bajo la figura de la “Subasta de Beaune”. Dicha subasta se empezó a llevar a cabo el tercer domingo de noviembre y en la que solo podían pujar los “négociant” locales, figura tradicional en Borgoña, que representa a expertos compradores de uvas, mostos y vinos, que luego se encargan de su crianza, embotellado, etiquetado y comercialización. Desde entonces, dicha subasta se ha consolidado como uno de los eventos más importantes en la industria del vino a nivel mundial, llegando a recaudar en algunas de sus ediciones, más de 8 millones de euros. Y es que su fama no solo se debe a la calidad de sus vinos, sino que se ha convertido en un verdadero indicador de la calidad de las añadas y la tendencia general de los precios de la región. De hecho, el evento consiste en una venta avanzada de los vinos de la última cosecha que luego los négociant locales envejecerán en madera por varios años. Sin embargo, con el paso del tiempo este evento ha tenido varios cambios, pues actualmente, ya no solamente se lleva a cabo con el objeto de recaudar fondos para el Hospital de Beaune gestionado por los Hospices, sino también para la preservación del edificio del Hôtel Dieu, así como la financiación de investigaciones médicas y obras de caridad. Además, desde el siglo XXI se ha permitido también la venta a particulares que, en todo caso, luego deberán dejar en manos de los négociant sus adquisiciones para su envejecimiento. Adicionalmente, su celebración dura tres días, mejor conocidos como ‘Les Trois Glorieuses’, a la cual acuden personalidades del vino de todo el mundo (restauradores, propietarios de tiendas de vino, distribuidores) y cientos de periodistas. Así mismo, desde 2005 la subasta es dirigida por la casa de subastas Christie´s. Subasta de Beaune Foto tomada de: Decanter Por otra parte, sus vinos han adquirido una forma particular de identificación, pues en su etiqueta debe aparecer necesariamente el nombre de Hospices de Beaune en primer lugar, seguido de la denominación, el nombre del benefactor que en su momento donó la parcela del viñedo, el afortunado postor del año y la empresa a la que se ha confiado el vino hasta que esté listo para su venta. Al respecto, es importante resaltar que, tener el honor de aparecer en la etiqueta de una de estas botellas, es todo un prestigio que además tiene gran repercusión en los medios de comunicación. Ejemplar de un vino de los Hospices de Beaune Foto tomada de: Vanitatis Hoy en día el recinto de Hospices de Beanue, ya no alberga pacientes, pues desde 1971 se trasladaron sus servicios hospitalarios a un edificio moderno cercano a su lugar de origen y fue convertido en un museo de historia de la medicina. A dicho museo acuden más de 400.000 personas al año, con una colección de casi 5000 muebles y objetos, que además fue declarado como monumento histórico de Francia por su arquitectura gótica, tejas policromas y viñedo de renombre. Entre sus reliquias, cabe resaltar que, se encuentra el famoso políptico del Juicio Final, obra maestra del pintor flamenco Rogier van der Weyden elaborada en el siglo XV. Es así como, después de este recorrido histórico, nos encontramos con una de las historias más conmovedoras del mundo del vino y particularmente de Borgoña, que demuestra que la producción de esta bebida, además de conllevar un beneficio económico para quienes la elaboran, desde antaño ha estado ligada a las más nobles causas y ha sido una piedra angular en el progreso de los países de tradición vinícola. En definitiva, un lugar obligado de visita en la región de Borgoña para aquellos amantes del vino que tengan la fortuna de conocer sus tierras.
1 Comentario
Moira Romero
10/30/2020 08:22:12 pm
Excelente artículo Vivi, gracias por compartirlo. 🥰
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AUTORAViviana Moyano, abogada, Wine Sommelier WSET 3, egresada del programa de "Vinos, Cafés y Otras bebidas" de la Escuela de Gastronomía Mariano Moreno, miembro de la Asociación Italiana de Sommelier y apasionada por el vino.
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Octubre 2024
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