CHENIN BLANc Uvas Chenin Blanc Un poco de historia Considerada por algunos como la versión francesa del Riesling Alemán, se trata de una variedad blanca, que hasta los años 80s no tenía mucho reconocimiento en el mundo vinícola, pero que ha venido ganando una importante posición en materia de vinos blancos, no solo en Francia, sino en el nuevo mundo, particularmente en Sudáfrica, lugar en el que estos se han convertido en verdaderas joyas de talla internacional. Sobre su origen, la mayoría coincide en que se trata de una cepa originaria del Valle de Loira, Francia, y que sus primeras vides fueron plantadas allí, más exactamente en Anjou, en el año 845 en la Abadía de Glanfeuil. Por lo anterior, inicialmente no era conocida bajo el nombre de Chenin Blanc, sino con otras denominaciones como “Plant d'Anjou”, nombre con el que la historia la identifica en el año 1496, cuando Thomas Bohier, quien era intendente de impuestos y más tarde Intendente General de Finanzas, compró los viñedos del Château Chenonceau ubicado en la región de Indre-et-Loire, lugar en el que se comenzaron a plantar diversas cepas y entre ellas, precisamente ésta. Del nombre de dicho Château, muchos ampelógrafos creen que se empezó a denominar Chenin, sin embargo, otros creen que el mismo fue dado por el monasterio de Mont-Chenin cerca de Cormery, en donde también se cultivaba dicha cepa. Lo cierto es que, ya en 1534 se encuentran referencias al nombre de Chenin Blanc en la obra "Gargantua y Pantagruel" escrita por el poeta francés medieval François Rabelais, en la cual se le describe como "gentil vin blanc" con propiedades curativas[1]. Como se mencionó inicialmente, esta uva no era muy conocida antes de los años 80s y de hecho, sus características no resaltaban particularmente en aquel momento, debido a la fuerte tendencia que existía para entonces, respecto a los vinos blancos, con cuerpo y notas a frutas tropicales y a mantequilla derivada del roble, muy típicas de los Chardonnay, calidades que precisamente no resultan ser el fuerte de la Chenin Blanc. Sin embargo, durante dicha década, fue la región de Burdeos, la que impulsó a los vitivinicultores de la región del Loira a explorar con esta cepa, pues precisamente por aquella época, Sauternes (región de Burdeos) tuvo la fortuna de beneficiarse de maravillosas cosechas que le permitieron ganar varios millones de dólares por la venta de vinos dulces. La región del Loira, que desde siempre había estado acostumbrada a vinificar esta cepa para vinos secos, semi-secos y espumantes, se vio atraída por dicho auge de los vinos dulces y ello conllevó a una nueva generación de jóvenes vitivinicultores de esta región, a repensar si en los valles mas brumosos de la zona, como lo son Bonnezeaux, Quarts de Chaume y Côteaux du Layon, al sur de Angers, se podrían producir también vinos dulces con podredumbre noble, que pudieran entrar dentro de ese lujoso mercado. Ello los condujo a explorar con la Chenin Blanc, cuyos vinos dulces efectivamente resultaron ser de una gran calidad, de manera que, en los siguientes años, sus botellas experimentaron una subida espectacular de precios, creando consigo un entusiasta grupo de consumidores de esta variedad. Dicha forma de vinificar la Chenin Blanc en el Loira ha marcado la dirección en otras partes del mundo, como es el caso de Sudáfrica, lugar al que debió arribar en el año 1655 de la mano de Jan van Riebeeck o también pudo haber llegado con los Hugonotes que huyeron de Francia después de la revocación del Edicto de Nantes en 1685. En este país se suele llamar a esta cepa como “Steen” y actualmente se consolida como el mayor productor a nivel mundial de la misma, destacándose particularmente la producción de los Chenin Blanc secos, fortificados y de brandy, principalmente en las regiones de Stellenbosch y Swartland.[2] Igualmente se pueden encontrar producciones de vinos derivados de esta cepa en Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos (en regiones como el Valle de Napa, Valle de Columbia, Texas High Plain, Nueva York y Minnesota, entre otras), Argentina y Chile. De hecho, desde principios de la década de 2000, esta variedad ha experimentado un resurgimiento en este último país, debido a la nueva generación de enólogos y sommelier que en la búsqueda de un vino blanco fresco, diferente y amigable con la comida, como opción diferente a los típicos Pinot Grigio y Chardonnay, encontraron en esta variedad una excelente opción[3]. Características de esta cepa Se trata de una variedad de elevado vigor y alta fertilidad, con desborre temprano, pero maduración bastante tardía. De hecho, la uva madura de manera bastante desigual y, a menudo, requiere una recolección manual estricta para garantizar la calidad de sus vinos, pues, las uvas menos maduras tienden a generar mostos muy ácidos. Por lo anterior, ante una vendimia temprana, resultan ser una base perfecta para elaborar vinos espumosos. Si en cambio, la vendimia se hace de forma tardía, las uvas tienden a aumentar sus niveles de azúcar e incluso los racimos pueden verse afectados por la podredumbre noble, por lo que, utilizándose de esta forma, suelen ser una materia prima perfecta para la producción de vinos dulces o de postre. Por otra parte, sus racimos son de tamaño medio a grandes, muy compactos, con bayas pequeñas de tamaño uniforme, color verde amarillento, bastante pruina y hollejo de grosor medio. Adicionalmente, su pulpa no es pigmentada, es muy blanda y jugosa y no tiene un sabor particular. Por otra parte, sus vides suelen ser bastante sensibles a los hongos de la madera, al oídio, la polilla del racimo, la podredumbre gris y los ácaros. Finalmente, es importante resaltar que, la Chenin Blanc es una variedad que requiere de mucho sol para poder realzar e intensificar los sabores de la uva y en efecto, tiende a tolerar bastante bien la sequía. Hoja típica de una de la vid Chenin Blanc Características de los vinos que produce La Chenin Blanc es una cepa sumamente versátil para la vinificación, motivo por el cual se pueden obtener con la misma, vinos secos, semisecos y dulces; tranquilos y espumantes; y así mismo, jóvenes y envejecidos, tanto en barrica como en acero inoxidable. Por lo anterior, los sabores y aromas del Chenin Blanc pueden variar enormemente. Si embargo, en términos generales podría decirse que, en vista, pueden apreciarse colores como el amarillo verdoso con reflejos dorados, con tonos pálidos y delicados; en nariz, se muestran aromas que evocan a notas de avellana, durazno, mango, miel, piña, té y notas florales; y en boca, se pueden percibir sabores a higo, manzana, pera, melocotón, jengibre nueces, avellana y miel. Respecto a sus diferentes ejemplares, es preciso señalar que, en el Valle de Loira se producen desde antaño, tanto vinos blancos secos, como semi-secos, principalmente en Saumur, Savenniereres, Vouvray y Anjou, y así mismo, espumantes como el famoso Crémant de Loire. En otra época, los anteriores vinos no eran tan reconocidos, pero a partir del auge de la Chenin Blanc en los 80s, se empezaron a implementar técnicas de cultivo mucho más adecuadas para esta variedad, como el hecho de esperar a un momento óptimo para su vendimia, teniendo en cuenta que esta cepa es de muy difícil maduración y recogerla en verde puede precisamente perjudicar su vinificación; así como, controlar su productividad y sacar el mayor provecho de sus virtudes, especialmente de su pronunciada acidez y su potencial de envejecimiento, con lo cual, actualmente los vinos Chenin Blanc de esta región son considerados como un referente a nivel internacional. Así mismo, se encuentran allí sus famosos vinos dulces de Quarts de Chaume, Bonnezeaux y Côteaux du Layon, al sur de Angers, en los que los altos niveles de azúcar, concentrados por la Botrytis, se compensan con una alta acidez. Por otra parte, en Sudáfrica, país que luego de 400 años de práctica en el cultivo y vinificación de esta cepa, actualmente se consolida no solo como el mayor productor a nivel mundial sino como, el lugar de origen de varios de los mejores ejemplares de esta variedad; es importante mencionar que, en ocasiones se mezcla esta cepa con Semillon, Viognier y Marsanne para hacer un vino similar a un Chardonnay de roble pero con un sabor más dulce. También se mezcla con Sauvignon Blanc para crear un vino seco fresco y sabroso[4]. En cuanto a maridaje, es importante tener en cuenta el tipo de Chenin Blanc del que se trate para elegir la comida más adecuada. De esta manera, si hablamos de un Chenin Blanc joven, fresco y afrutado, un pescado blanco a la plancha o con salsas delicadas, un pollo a las hierbas o a la naranja, una paella, las legumbres y los quesos suaves o semi firmes de vaca (como brie, gruyere o queso crema), o quesos de cabra, podrían resultar una excelente combinación. Las versiones secas, se combinan muy bien con comida asiática picante, como la Thailandesa, la vietnamita o la India y en general con cualquier alimento preparado con curry. Para versiones más complejas, como aquellas que cuentan con un poco de influencia de roble o añejamiento, se puede recurrir a platos más sustanciosos como una chuleta de cerdo o un pollo asado. Finalmente, para el postre, no hay nada mejor que un Chenin Blanc dulce servido con un pie o un pastel de merengue de limón. Día dedicado a esta cepa Tercer sábado de junio. [1]Wein plus. Chenin Blanc. En: https://glossary.wein.plus/chenin-blanc [2] Ferré i Catasús. El Blog de Ferré i Ctasús. Chenin Blanc. En: http://ferreicatasus.blogspot.com/2012/01/chenin-blanc.html. [3] Last Bottle. Chenin Blanc, The Chameleon Of White Wines. En: http://blog.lastbottlewines.com/learn-wine/chenin-blanc/ [4] PUCKETTE, Madeline. Wine Folly. The Indispensable Chenin Blanc Wine Guide. En: https://winefolly.com/deep-dive/chenin-blanc-wine-guide/
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AutoraViviana Moyano, abogada, Wine Sommelier WSET 3, egresada del programa de "Vinos, Cafés y Otras bebidas" de la Escuela de Gastronomía Mariano Moreno, aspirante a sommelier AIS y apasionada por el vino. buscador de uvas blancas
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