AIREn Uvas Airén Un poco de historia Se trata de la variedad blanca más cultivada en el mundo y la más extendida en España, incluso por encima de la Tempranillo y la Garnacha, principalmente cultivada en la región central de España, específicamente en Castilla-La Mancha (Valdepeñas y La Mancha. Su masiva plantación se explica no solo por su gran resistencia a la sequía y enfermedades, sino principalmente por su alta productividad, pues antiguamente se les pagaba a los agricultores más por un factor de volumen que de calidad, lo cual propició su cultivo entre la población, por encima de otras cepas, destinándose principalmente para la utilización en vino a granel o mosto (zumo de uva). Por otra parte, se considera originaria de la meseta central de España, más específicamente del área de Cuenca (Castilla-La Mancha) donde es conocida como Manchega y sus primeras menciones datan del año 1513, cuando Alonso de Herrera, famoso agrónomo y escritor español del siglo XV y XVI, en su obra “Agricultura General” en donde la señala con el nombre de Lairén y Datileña, ésta última debido a la forma de sus racimos. Así mismo, Simón de Rojas Clemente, reconocido botánico español, la cita en 1807 en su obra “Sobre variedades de vid que vegetan en Andalucía”, bajo el nombre de Laeren-Confertissima.[1] Finalmente, es importante señalar que, no es una cepa muy conocida en otros países, por lo que, su producción se centra en España. Al respecto, cabe señalar que, además de los viñedos que se encuentran en la región de Castilla-La Mancha, esta variedad es cultivada en otras regiones de este país como Murcia, Madrid, Valencia o Andalucía. Características de esta cepa Según ciertos análisis de ADN llevados a cabo en el año 2013, la Airén es descendiente directa de la variedad Hebén, pero se desconoce el segundo padre[2]. Por otra parte, se caracteriza por tener racimos alargados de tamaño grande a muy grande, compacidad media a elevada, bayas medianas, uniformes, de color verde amarillento, forma esférica, hollejo grueso y pulpa incolora y jugosa. Es una cepa vigorosa, de elevada producción, con brotación y maduración tardías. Es además bastante resistente a la sequía, a suelos pobres y poco fértiles, aspectos que precisamente son muy característicos de la región manchega de donde es originaria. Adicionalmente, es bastante resistente a plagas y enfermedades por lo que se considera una variedad bastante apta para la conducción de cultivos ecológicos[3]. Cuando se trata correctamente y no en masa, la Airén produce interesantes vinos con cuerpo, mientras que, cuando se elabora con altos rendimientos, resulta ser una variedad bastante plana y no muy aromática. Finalmente, se destaca que también se le conoce como Manchega, Lairén, Valdepeñera, Burra Blanca, Forcayat o Forcallat, entre otros. Hoja típica de la vid Airén Características de los vinos que produce Históricamente, los vinos Airén no han tenido mayor éxito, pues tradicionalmente esta cepa se ha utilizado para la elaboración de vinos de venta a granel, debido a su gran volumen de cosecha, y así mismo, para la producción de blends con cepas como la Viura, el Verdejo o el Sauvignon Blanc, o incluso la Cencibel (Tempranillo), ya que es una variedad bastante neutra y con este tipo de mezclas se logran conseguir vinos con mayor balance y en el último caso, tintos más ligeros[4]. Sin embargo, desde hace varios años se viene utilizando también para la producción de monovarietales, pues ciertas bodegas han descubierto que, con un manejo cuidadoso y modernas técnicas de vinificación, se logran crear vinos blancos con esta variedad, secos, simples y refrescantes de calidad razonable. Por ello, ahora es posible encontrar vinos Airén más adecuados y agradables, que apetecen mucho mas tanto a los consumidores españoles, como al mercado internacional. Así mismo, es importante mencionar que, gran parte de su producción se destina a la elaboración de Brandy, particularmente el “eaux-de-vie”, un destilado de uva transparente e incoloro, producido mediante fermentación y doble destilación. Ahora bien, en cuanto a las características de sus vinos, de manera general puede decirse que, en vista suelen ser de color amarillo pálido, con ciertos reflejos verdes y cuerpo medio. En nariz, tienden a ser vinos poco aromáticos, pero cuando se producen mediante vinificación en frío y se controla adecuadamente la fermentación, logran producir aromas frutales de intensidad media, especialmente de fruta madura, particularmente de pomelo, manzana, plátano, cítricos y notas herbales muy frescas. Finalmente, en boca, presentan una acidez baja, graduación alcohólica media que oscila entre los 11,5 y los 13,5 grados y resultan mucho más apropiados cuando son jóvenes ya que tienen una alta oxidación. Finalmente, en cuanto a maridaje, por excelencia sus vinos combinan muy bien con la gastronomía manchega, como las gachas, las verduras o las menestras, pero también son ideales con cualquier tipo de pescado blanco en elaboraciones sencillas, mariscos, arroces, pastas y quesos semigrasos. [1] WIESENTHAL, Mauricio. Gran Diccionario del Vino. Cosecha 2011. Ed. Edhasa. Madrid. Pág. 30. [2] Wein plus. Airén. En: https://glossary.wein.plus/airen [3] Vitivinicultura.net. Airén, la blanca mas plantada del mundo. En: https://www.vitivinicultura.net/variedades-de-vid-airen.html [4] MAHIQUES, Arturo. Coma Bien. Uvas Airén. En: http://www.comabien.es/buvaarien.htm
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ALBARIÑO Uvas Albariño Un poco de historia La cepa Albariño es una importante variedad de uva blanca que se cultiva en diferentes zonas de España y Portugal, con la cual se produce el vino del mismo nombre, comparada con algunos con la famosa Riesling por su particular carácter terpénico y notable elegancia. En cuanto a su origen, la mayoría de los expertos coinciden en que se trata de una cepa autóctona de Galicia, España, pero como suele suceder con la mayoría de variedades, existen dudas sobre esta teoría, pues muchos otros afirman que en realidad ésta fue llevada a España por los monjes de Cluny, desde las orillas del río Rhin en Francia, a través de la ruta Jacobea, en el siglo XII[1]. Lo cierto es que la mayoría de enólogos coinciden en que el Albariño es uno de los vinos blancos vivos más antiguos en el mundo, pues en los años 90 el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudió los clones de albariño que había en toda la geografía gallega, contabilizando medio centenar con más de 200 años de antigüedad[2]. En el caso de España, país que se configura como el mayor productor a nivel mundial de esta cepa, la Albariño se encuentra extendida por casi toda Galicia, más sin embargo, los viñedos más famosos se encuentran en la zona conocida como Rías Baixas, a orillas del Océano Atlántico, cuya Denominación de Origen fue creada en el año 1988 y comprende las zonas de Pontevedra y A Coruña, las cuales se subdividen a su vez en cinco subregiones: Condado do Tea, O Rosal, Soutomaior, Valle de Salnés y Ribeira do Ulla. Y es que su importancia es tal en España que, el Albariño no solo se convirtió en el primer vino etiquetado como monovarietal en el país, hecho que aconteció desde el año de 1928, sino que además, en la última década, sus vinos se llegaron a consolidar como los mas notables del país en materia de vinos blancos, incluso por encima de los famosos Rioja blancos hechos con Viura[3]. En Portugal, por su parte, se le conoce como Alvarinho y las principales plantaciones se encuentran ubicadas en el norte del país, particularmente en la región vinícola de Vinho Verde donde precisamente se producen los famosos vinos que llevan este mismo nombre y en cuyas subregiones de Monção y Melgaço, los vinos de esta variedad destacan particularmente. Cabe resaltar también que, al igual que en España, en este país los Alvarinho fueron los primeros vinos nacionales en ser ampliamente identificados y reconocidos por el nombre de la variedad. Así mismo, es importante resaltar que, los Alvarinho Vinho Verde tienen una enorme importancia en Portugal, pues gracias a la inclusión de modernas técnicas de vinificación y a la llegada de importantes bodegas internacionales en las últimas décadas, que han invertido en sus viñedos y logrado sacar a este país de centenaria tradición vinícola de un enorme rezago en la materia, se han logrado producir vinos con esta variedad supremamente sofisticados y de altísima calidad, que han permitido desencasillar a Portugal de su fama de simple productor de Oportos para convertirlo en un verdadero referente dentro de la escena vinícola internacional. Finalmente, es preciso señalar que, esta variedad actualmente no solo se produce en estos dos países, sino que prácticamente se ha extendido por todo el mundo, destacándose principalmente Estados Unidos (California), Uruguay, Australia, Argentina, Chile y Nueva Zelanda. Características de esta cepa Su nombre proviene de la palabra “albar” y ésta a su vez de “albo”, que significa blanco. Es una derivación del latín albus. Sus vides se caracterizan por ser de rendimiento bajo y brotación, maduración y vigor medio. Adicionalmente, sus racimos son pequeños, de compactación media, con bayas también pequeñas, circulares, de tamaño uniforme, color amarillo pajizo, brillante, reflejos dorados verdosos y hollejo grueso. Respecto a las características de sus uvas, cabe resaltar que precisamente el hecho de que las mismas sean tan pequeñas y con hollejos gruesos, no solo dificulta la vinificación del vino Albariño, sino que, produce también en el mismo, un amargor distintivo de almendra cruda o de corteza cítrica, derivado del contenido de fenol de su piel. Por otra parte, es una cepa que requiere de terrenos frescos, arenosos, que drenen fácilmente y ligeramente ácidos, aunque también se cultiva bien en terrenos más sólidos siempre y cuando éstos sean frescos y poco húmedos. Así mismo, se debe plantar a la altura y exposición adecuadas para garantizar una maduración uniforme y saludable, ya que es esencial para la calidad. De hecho, se suele cultivar en bancales o emparrados, que es una forma de cultivo que se caracteriza por colocar a las vides en forma de escalera o en pendiente a dos metros de la tierra, con el objetivo de que las parras no se humedezcan en exceso y consigan la mayor cantidad de sol posible, factores que precisamente, tanto en Galicia, como en el Norte de Portugal, resultan ser un limitante que puede llegar a destruir las viñas[4]. Así mismo, es una variedad poco sensible a la botrytis, bastante resistente al mildiu y poco tolerante al oidio y a la sequía[5]. Finalmente, es importante resaltar que la cepa Albariño presenta varias sinonimias, por lo que también se le puede encontrar con los nombres de Alvarín Blanco, Alvarinha, Azal Blanc, Galego y Galeguinho[6]. Hoja típica de la vid de Albariño Características de los vinos que produce El Albarino puede ser producido como un vino blanco ligero, a veces ligeramente espumoso, o en un estilo más completo, con roble o envejecimiento sobre lías añadiendo textura y riqueza. Adicionalmente, sus vinos están en su punto más óptimo si son consumidos de uno a tres años a partir de la cosecha. En vista, se muestran limpios, brillantes, con colores amarillos pálidos y ligeros tonos verdosos. En nariz, se caracterizan por ser extraordinariamente aromáticos, florales y frutales. Es así como, cuando son jóvenes, evocan frescos aromas de melocotón blanco, albaricoque, frutas cítricas, jazmín, azahar y fondos herbáceos, mientras que cuando ya han evolucionado, generan notas que recuerdan a la manzana madura, el plátano e incluso al caramelo. En boca, son supremamente frescos, afrutados, secos, glicéricos, de acidez media alta, grado alcohólico alto y a menudo se puede encontrar un acabado mineral o marítimo, que precisamente proviene de la cercanía de sus cultivos con el océano Atlántico. Ahora bien, es importante mencionar que los vinos Albariño son producidos a partir de cosechas cuidadosas, en las cuales, las uvas se recogen a mano en cajas pequeñas de plástico de 18 kilos y con un control de temperatura bastante estricto, tanto en el transporte de las uvas hacia la bodega,con el fin de evitar la oxidación súbita de sus uvas, como con el manejo de la fermentación del mosto en instalaciones modernas de acero inoxidable. Finalmente, en cuanto a maridaje, cabe señalar que los vinos de esta cepa son famosos por ser uno de los que mejor combinan con comida de mar. Por lo anterior, resultan ser un compañero perfecto de la cocina regional de los lugares donde se produce, tales como el pulpo a la gallega, el bacalao, los mariscos, el rodaballo, el atún, entre otros. Así mismo es un vino apto en general, para carnes blancas poco intensas. Igualmente acompaña muy bien los arroces de pescado o caldosos y la comida oriental como el sushi, el sashimi o el takami. Y en cuanto a quesos, cabe resaltar que, marida muy bien con aquellos que sean suaves como los de Burgos o una burrata, o también con semi duros como el manchego, el gouda o el feta. Día dedicado a esta cepa 1 de agosto. [1] WIESENTHAL, Mauricio. Gran Diccionario del Vino. Cosecha 2011. Ed. Edhasa. Madrid. Pág. 33. [2] EL PAIS. El sector del albariño toca su techo histórico y factura más de 100 millones. En: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/02/28/galicia/1425151047_277670.html [3] MACNEIL, Karen. The Wine Bible. Segunda Edición. Pág. 1543. [4] Mar de Frades. Albariño Atlántico. Uva Albariño: origen y características. En: https://www.mardefrades.es/descripcion-y-origen-uva-albarino/ [5] Vitivinicultura.net. Albariño. Aromática Gallega. Características. En: https://www.vitivinicultura.net/albarino-variedades-de-vid.html [6] PARETA, Marc. Maset. Vinos y Cavas. La Uva Albariño. En: https://www.maset.com/es/blog/la-uva-albarino |
AutoraViviana Moyano, abogada, Wine Sommelier WSET 3, egresada del programa de "Vinos, Cafés y Otras bebidas" de la Escuela de Gastronomía Mariano Moreno, aspirante a sommelier AIS y apasionada por el vino. buscador de uvas blancas
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