Ánforas encontradas en las excavaciones de Pompeya para el comercio del vino. Foto tomada por: Viviana Moyano Conocida por haber sido destruida en el año 79 d.C. a causa de la erupción del volcán Vesubio, la famosa Pompeya, ubicada en la región de Campania en Italia, es uno de los tesoros de la Unesco, que mejor cuenta cómo era la cotidianidad de los romanos en sus tiempos de oro y el legado de varias tradiciones culturales que permanecen aún en nuestros días. Su ubicación estratégica como puerto marítimo, a orillas del golfo de Nápoles, combinada con la riqueza de sus tierras volcánicas, hacían de este lugar un puesto perfecto, no solo para el intercambio comercial, sino para el desarrollo de una gran diversidad de cultivos agrícolas. De hecho, muchos pueblos se disputaron la propiedad de esta parte de la península itálica por su potencial, entre ellos, los griegos, quienes dejaron una huella fundamental en el lugar en materia de vitivinicultura, al haber portado a estas tierras, la semilla de la “vitis vinífera” e implementando varias técnicas de cultivo de la vid y en particular de podadura. Luego serían los romanos quienes desarrollarían plenamente la potencialidad vinícola de este territorio, expandiéndola por todo el imperio romano, convirtiendo a Pompeya, en un punto de referencia para la producción y el comercio del vino. Con las excavaciones de Pompeya, se ha logrado concluir que, este territorio tenía una importancia enológica muy elevada y que el vino era infaltable en las mesas de los pompeyanos. Incluso algunos han osado llamarla la Burdeos del mundo antiguo, por su rol fundamental en el mercado vinícola mundial de aquel entonces. Se han encontrado viñas al interno de los muros de las casas y en los jardines de aquellas que se encontraban en las afueras de la ciudad en las inmediaciones del anfiteatro. También se han logrado identificar leguminosas, generalmente habas, plantadas entre las cepas, no solo porque enriquecían la cosecha sino también porque aportaban sales minerales al suelo. Viñedos de Pompeya con el Vesubio de fondo También se han hallado ánforas para la comercialización y transporte del vino, elaboradas con una parte final puntiaguda para facilitar su inserción en las bodegas de los barcos en filas alternas, cuyos sellos impresos han permitido rastrear la ruta comercial del vino pompeiano, al haberse encontrado varias de ellas por todo el mediterráneo, el norte de áfrica e incluso en ciudades como Toulouse o Burdeos. Así mismo, se han encontrado tinajas de terracota, mejor conocidas como “dolía”, en las cuales se envejecía el vino hasta por 25 años, dispuestas en hileras y parcialmente enterradas para evitar que los cambios bruscos de temperatura dañaran la fermentación. Al respecto, la historia da cuenta del hecho de que el vino que se producía en ese entonces era bastante diferente al que conocemos hoy en día, pues no se consideraba de buen gusto beberlo puro, motivo por el cual, se le adicionaba agua caliente o fría, dependiendo del clima y otros elementos, como agua de mar, especias, tiza, perfumes, ostras picadas y miel, para darle un sabor más sofisticado. Igualmente, las excavaciones han puesto a la luz al menos unas 200 construcciones que dan cuenta de lo que pudieron haber sido los bares de la época, llamados “termopolios”, en uno de los cuales, se puede observar en una de sus paredes que una garrafa de vino común se vendía un as, la unidad monetaria básica de aquella época. Por todos estos hallazgos, muchos de ellos en materia botánica aportados por el “Laboratorio de Investigación Aplicada del Parque Museo Arqueológico de Pompeya”, la Superintendencia Arqueológica de Pompeya, en los años 90`s, decidió conferir a una de las bodegas más prestigiosas y conocedoras de la viticultura de la región de Campania, la tarea de revivir el cultivo de la vid en esta zona, bajo las técnicas y con el tipo de vides que se usaban en aquel entonces: “Mastroberardino”. A partir de allí, se empezaron a efectuar investigaciones y pruebas experimentales para profundizar sobre las técnicas de cultivación y elaboración del vino pompeyano, derivado de lo cual, finalmente desde el año 2001 se viene produciendo el vino “Villa dei Misteri” con las mismas técnicas de cultivo anteriores a la gran erupción, con las variedades “Piedirosso” y “Sciascinoso”, elegidas sobre la base de estudios botánicos, bibliográficos e iconográficos realizados también sobre los antiguos frescos pompeyanos. Adicionalmente, desde el año 2011, se ha añadido otra variedad, típica de la región campana denominada “Aglianico”. Vinos “Villa dei Misteri” producidos por la Bodega Mastroberardino, añadas 2001, 2002 y 2003. Museo Mastroberardino. Foto tomada por: Viviana Moyano De manera que, si alguna vez tienen la oportunidad de ir a visitar las ruinas de Pompeya, no pueden perderse la visita a estos viñedos que ocupan hoy un total de 15 áreas en las Regiones I y II de la antigua ciudad (incluido el Foro Boario, hogar del Triclinium summer, Domus della Nave Europa, Caupona del Gladiatore, Caupona di Eusino, Orto dei Fuggiaschi, etc.) para una extensión total de aproximadamente una hectárea y media, así como tampoco, deben dejar de probar el maravilloso vino de “Villa dei Misteri” y ser partícipe de una de las pocas botellas que se producen en cada añada (su precio ronda entre los 85€ y 130 € dependiendo de la cosecha). Les aseguro que lo disfrutarán, pues cada sorbo, representa una fracción de historia vitivinícola de esta parte de Italia. (1) RANDAZZO, Alessandra. Classicult, Il vino pregiato di Pompei, apprezzato sin dall'antichità. En: https://www.classicult.it/vino-pregiato-pompei-antichita/ (2) Azienda Agricola Bosco de` Medici. En: https://www.boscodemedici.com/pompei-e-il-vino-dei-romani/ (3) Mastroberardino. En: https://mastroberardino.com/villa-dei-misteri/#la-tenuta (4) Muriel Wines. Los 200 Termopolios de Pompeya. En: https://murielwines.com/los-200-termopolios-pompeya/
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Cuando se empieza a explorar en el mundo del vino, una de las primeras cosas que llaman la atención, es aquella clasificación que se suele hacer para diferenciar las características de los vinos dependiendo de su origen.
Me refiero a esa división entre "Vinos del viejo y el nuevo mundo", en la cual se alude en el primer caso, a aquellos que provienen de países que tienen una larga tradición vinícola, como: Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Alemania, Hungría, Austria o Suiza, entre otros, y en el segundo caso, a aquellos países productores de vino que tienen una historia mucho mas reciente, como Chile, Argentina, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos, Canadá, China o Sudáfrica, entre otros. Incluso, algunos mas osados, hablan de una tercera categoría: la de los "Vinos del mundo antiguo", en la cual se hace referencia a lugares en donde se han logrado encontrar evidencias de vinos de mas de 5000 años A.C. como: Turquía, Armenia, Georgia o Irán. Luego uno comienza a probar vinos de uno y otro grupo y efectivamente empieza a percibir algunas diferencias, La primera de ellas, y la que por supuesto más sorprende, es que en la etiqueta de los vinos del nuevo mundo se puede conocer facilmente el tipo de uva o mezcla de uvas que contiene la botella, mientras que en los otros, generalmente ello no es posible y como máximo se logra advertir el lugar de origen del vino. Luego están los aromas y sabores. En principio, se pensaría que una uva Malbec Argentina no debería tener mayor diferencia con una Malbec Francesa, pero aquí llega la segunda sorpresa, pues por lo general, los vinos del nuevo mundo suelen ser mucho mas afrutados, tánicos, potentes en alcohol y menos ácidos, mientras que los del viejo mundo, tienden a ser más delicados, menos voluptuosos, bajos en alcohol, y ligeramente más ácidos. Sin embargo, valga la pena resaltar que, al interior de cada uno de esos "mundos", tambien es posible encontrar diferencias entre las cepas y estilos de vinos. Uno de los mas claros ejemplos es la versátil Chardonnay, pues si se compara un ejemplar californiano de esta uva con uno chileno, estaremos hablando de dos estilos y expresiones totalmente diferentes. ¿Pero por qué ocurren estas diferencias? ¿Por qué no existe una mayor uniformidad en los vinos? La respuesta es muy sencilla: los vinos estan determinados por un factor fundamental: el "Terroir". El Terroir (o tambien llamado terruño en español) es un concepto francés que, en materia de vinicultura, alude a un conjunto de factores que afectan las características del vino, tales como: el clima, los suelos, el aspecto topográfico del territorio donde crece la vid y las prácticas tradicionales de vinificación de una región en particular. El Terroir le da una característica especial a los vinos que los hace únicos. La historia esta llena de casos de bodegas que quisieron reproducir un vino típico de un país en otro, y aún replicando exactamente todo el proceso de elaboración, no lograron conseguir exactamente los mismos resultados. Recordemos que las cepas con las que se producen la mayoría de los vinos internacionalmente conocidos, provienen del viejo mundo y que en algún momento de la historia, los migrantes europeos las portaron al nuevo mundo. Por ello, aunque en el nuevo mundo se usen las mismas técnicas de elaboración del viejo mundo, los aromas y sabores de sus vinos siempre serán diferentes, sin que ello quiera decir, que unos u otros sean mejores. Es un tema de gustos. Entendiendo ese concepto de Terroir, es importante tener en cuenta que, el viejo mundo siempre ha estado marcado por un tema de tradición. En éste, la vitivinicultura siempre ha estado conectada al "saber hacer" de cierta finca, determinado pueblo o región específica y se han intentado respetar y preservar las técnicas de producción milenarias de sus antepasados. En el nuevo mundo, la situación ha sido un poco diferente. Nunca existió esa historia, sino que las vides llegaron de un momento a otro para quedarse y la unica forma para diferenciar los vinos de uno u otro productor, se fundamentó en el tipo de cepa. El nuevo mundo siempre ha sido mas libre para producir vino y lo es aún hoy en día. Es cierto que cada vez mas en éste se ha tendido a conectar el prestigio de determinado vino con una región específica (Ej. Los Carmenere de Valle Central - Chile), pero siempre ha habido mucha mas tolerancia a la exploración, a la innovación y ello ha permitido precisamente implementar mayor tecnología y ciencia y lograr productos de una altísima calidad, dignos de competiciones internacionales con sus pares del otro lado del globo, pero además, mucho mas entendibles para el consumidor, para quien resulta mas fácil identificar sus gustos de acuerdo al tipo de uva que se le esta vendiendo. El viejo mundo esta mucho mas atado a las normas de denominación de origen de sus territorios y ello les ha impedido explorar nuevos horizontes en muchas ocasiones. Incluso ha sido motivo de peleas al interior de los países (Ej. Los creadores de los Supertoscanos en Italia vs. los productores de Chianti). Para el consumidor también es mucho mas complejo su entendimiento, porque hay que conocer de regiones, subregiones y estilos de vinos para poder saber de qué vino se esta hablando. En todo caso, valga la pena resaltar que, aún con todas sus restricciones, muchas bodegas del viejo mundo han visto la necesidad de modernizarse para no quedar rezagadas. Por ello, muchas de esas innovaciones que funcionaron en el nuevo mundo, especialmente aquellas que aumentaron los rendimientos y redujeron los costos, ahora se están usando en todas partes, lo cual ha permitido acortar un poco la distancia entre las técnicas de elaboración de uno y otro grupo. (1) De manera que, es cierto que existen ciertas diferencias entre los vinos del viejo y del nuevo mundo, que como consumidor es bueno conocer para poder efectuar una elección acertada al momento de la compra, pero también lo es que, la necesidad de sobrevivir en el mercado vinícola y ser competitivo, está llevando a los países del viejo mundo a innovar sus técnicas, sin perder sus raíces e identidad. En conclusión y aclarando que existen excepciones, estas son las diferencias mas notorias que se pueden encontrar entre los vinos del viejo y el nuevo mundo: Vinos del viejo mundo
Vinos del nuevo mundo
(1) Diferencia entre vinos del nuevo mundo y del viejo mundo. En: https://cepe-eua.org/es/diferencia-entre-vinos-del-nuevo-mundo-y-del-viejo-mundo-fXrpqHSv (2) Vinos del viejo mundo vs. vinos del nuevo mundo. Wine Box. En: https://winebox.pe/vinos-del-viejo-mundo-vs-vinos-del-nuevo-mundo/ El Lambrusco es un vino caracterizado por sus ligeras burbujas, aromas y sabores a moras, frambuesas, fresas y cerezas, el cual se produce con la cepa que lleva el mismo nombre, que mas bien es una familia de casi 60 uvas, dentro de las cuales destacan principalmente la Grasparossa, Maestri, Marani, Montericco, Salamino y Sorbara. Su origen es italiano y se viene produciendo prácticamente desde la época en que los Etruscos habitaban el Valle del Po, aunque se dice que fueron los romanos quienes posteriormente, perfeccionaron el cultivo de la vid y por ende, la producción de los vinos derivados de esta cepa. En este punto es importante mencionar que, los vinos con burbujas son de dos tipos: por una parte, se encuentran los espumosos, cuyas burbujas son más bien pequeñas y tienen una presión atmosférica de mínimo 3 bares, como es el caso de los famosos Champagne franceses o los Cava españoles y por otro lado, los frizzantes, cuyas burbujas son un poco más grandes y tienen una presión atmosférica máxima de 2,5 bares. Dentro de este último grupo se encuentran ubicados los famosos vinos Lambrusco. Adicionalmente, para la producción de vinos con burbujas, existen dos métodos: uno es el Champenoise o tradicional, que implica una segunda fermentación en botella, método por excelencia del Champagne y la Cava, y el otro, el Charmat, en el cual, esa segunda fermentación se lleva a cabo en grandes tanques de acero llamados autoclaves y que es el método bajo el cual se produce el Lambrusco, que ha hecho a los italianos expertos en la producción de vinos con burbujas bajo esta modalidad. Sin embargo, el Lambrusco en sus orígenes, no se producía bajo el método Charmat, pues si algo ha caracterizado a este vino, es precisamente su origen popular y rural, por lo que, su elaboración inicialmente era totalmente artesanal y por lo tanto, desprovista de cualquier elemento derivado de la industrialización, como los tanques de acero presurizados. En aquel entonces, sus productores practicaban la denominada “refermentación en botella”, es decir, prensaban los racimos de uvas y el mosto que se derivaba de ello, no se fermentaba en su totalidad, sino que se dejaba un residuo de azúcar. Luego se embotellaba y una vez allí, se esperaba a que llegara el invierno para que la temperatura bajara lo suficiente como para adormentar a las levaduras y parar la fermentación hasta la primavera, momento en el cual, con un clima más cálido, se reiniciaría la fermentación[1]. Bajo esta técnica, una vez descorchada la botella, aparecían las burbujas. Luego la influencia de los Estados Unidos generaría el cambio de este método, pues las grandes bodegas de este país, al descubrir que el Lambrusco era una excelente bebida recreativa y placentera, ideal para aquellos que gozan de los vinos dulces de baja graduación alcohólica, comenzaron a interesarse por producirla a gran escala. Esto introdujo en el proceso, la participación de los tanques de acero para la segunda fermentación[2]. Las bodegas italianas posteriormente se apropiaron de este método, lo perfeccionaron y actualmente la mayor parte de Lambruscos italianos se producen bajo la modalidad Charmat. Precisamente la participación del mercado consumidor estadounidense fue la que posteriormente generó el gran boom de los Lambrusco dulces a finales de los 70´s e inicios de los 80´s. En aquel momento, principalmente las bodegas italianas Riunite o Cella, empezaron a promocionar por televisión y demás anuncios publicitarios la idea de que este vino era una bebida asociada al verano y en general a la diversión, estrategia que efectivamente logró cautivar principalmente a los más jóvenes, lo cual sigue sucediendo en muchos países aún hasta nuestros días[3]. Publicidad de Riunite en Estados Unidos en la década de los 70s. Tomado de: https://www.riunite.com/ Publicidad de Cella en Estados Unidos en los 80s. Tomado de: http://www.jimmanis.com/image/jim-aldo-cella Esta explosión de popularidad del Lambrusco, también causó un gran problema a su imagen, pues muchas bodegas en diferentes países, empezaron a producir en masa su propia versión de Lambrusco, con muy bajos estándares de calidad. Esto le generó una terrible fama de vino mediocre y barato, que aún hoy en día persiste en el imaginario de muchos consumidores a nivel mundial.
Lo cierto es que el verdadero Lambrusco, aquel que se produce principalmente en la región de Emilia Romagna y también en Lombardía, sigue escalando posiciones hoy en día, pues actualmente no solo es el vino más vendido al interior de Italia, sino también el que más exporta este país entre todos sus vinos. Adicionalmente, en el concurso internacional “The Champagne & Sparkling Wine World Championships 2020” el Lambrusco logró posicionarse como uno de los mejores vinos de burbujas del mundo, siendo galardonado con 12 medallas, 3 de oro y 9 de plata, lo que confirma que, su mala fama no solamente es un asunto discutible, sino que este vino italiano, realmente está siendo más apreciado que nunca por el mercado internacional como un producto de calidad. Y es que el Lambrusco no es solamente aquel vino dulce que se volvió famoso a finales del siglo XX, sino que también puede encontrarse en la modalidad semiseca y seca. Adicionalmente, es posible encontrar en el mercado internacional Lambruscos de color blanco, rosados y tintos, con lo cual, opciones para todos los gustos es lo que nos ofrece este vino. Y si de Colombia se trata, es importante señalar que el Lambrusco ha pasado a ser uno de los vinos preferidos por los colombianos, principalmente para los que inician en el mundo del vino, pero también para personas de la tercera edad, quienes han encontrado en esta bebida, un vino fácil de beber, con una baja graduación de alcohol, deliciosos sabores frutales y un precio bastante asequible en comparación con otros vinos de burbujas.[4] Finalmente, resulta importante mencionar que existen mas de 10 clasificaciones de Lambrusco, dentro de los cuales, resultan particularmente relevantes, las siguientes:
[1] Silvano Romani. Come si fa il Lambrusco. En: https://shop.silvanoromaniparma.it/lambrusco-come-si-fa [2] Lambrusco: il vino, il vitigno, la storia e le caratteristiche di Grasparossa, Sorbara e Salamino. Wine Dharma. En: https://winedharma.com/it/vitigno/lambrusco-il-vino-il-vitigno-la-storia-e-le-caratteristiche-di-grasparossa-sorbara-e-salamin [3] BROWN. Katie. The OG Hard Seltzer? Lambrusco. Vine Pair. En: https://vinepair.com/articles/og-hard-seltzer-lambrusco/ [4] SABOGAL, Hugo. El otro Lambrusco. El Espectador. En: https://www.elespectador.com/cromos/gastronomia/el-otro-lambrusco/ [5] PUCKETTE, Madeline. Lambrusco Wines Worth Drinking. Wine Folly. En: https://winefolly.com/tips/lambrusco-wines-worth-drinking/ El 2020 será recordado como uno de los años más surrealistas de la historia a consecuencia del Covid 19, pero también, como aquel en el que muchos de los muros existentes entre consumidores y productores de vino se derribaron en todos los países del mundo, como consecuencia del impulso que el comercio electrónico y el fomento de la educación virtual sobre vinicultura generó en esta industria, por lo que, con toda seguridad, podríamos catalogarlo como el año de la “democratización del vino”. Y es que el aumento de las interacciones por internet nos permitió acceder a certificaciones académicas online que antes solo se podían hacer de forma presencial; participar en catas virtuales y lives sobre vitivinicultura en redes sociales con los mejores exponentes en la materia; atender de forma gratuita a las diferentes actividades planteadas por reconocidas ferias internacionales de vinos (como es el caso de Expovinos Colombia 2020); adquirir los mejores vinos a través de tiendas especializadas por internet, y en general, acercar a enólogos, sommelier, vitivinicultores, importadores, bodegas de vino, vinotecas y consumidores y entender de una mejor manera las necesidades de unos y otros, como nunca se había visto. En mi caso, este año me deja un enorme aprendizaje en la materia, no solamente por mi decisión de empezar a estudiarlo de una manera mas profesional y académica en una Escuela de Gastronomía, sino porque me brindó el tiempo necesario para acercarme a todos esos medios para conocer con mayor profundidad el tema y sobre todo, acceder, en medio de un mar enorme de ejemplares ofrecidos por el mercado, a varias joyas que realmente dejaron en mí una experiencia inolvidable. Sin embargo, el 2020 deja una gran problemática en el mercado de vinos colombiano, pues a pesar de que las cifras indican que el consumo de vinos per cápita aumentó durante el confinamiento, el volumen de importaciones en cambio se ha reducido, lo cual evidentemente se nota al momento de buscar vinos en las estanterías, pues muchas de las marcas o ejemplares que antes encontrábamos, hoy en día ya no se consiguen o difícilmente se hallan disponibles. Por ello, no puedo dejar pasar esta oportunidad para compartirles los nombres de los vinos que más me cautivaron en el 2020 y que definitivamente recomiendo probar en cuanto tengan la posibilidad de hacerlo, deseando que aún puedan encontrarlos disponibles en las estanterías, por si acaso quisieran disfrutarlos en estas épocas decembrinas: 1. GEWÜRZTRAMINER ALSACE 2015
2. MORANDÉ LATE HARVEST SAUVIGNON BLANC 2018
3. MEANDRO DOURO TINTO 2015
4. PLACIDO CHIANTI 2018
5. FOUNDERS ESTATE CHARDONNAY BERINGER 2014
(Para más valoraciones y recomendaciones sobre vinos, búscame en la app Vivino y sigue mi cuenta. Búscame como: Viviana Moyano).
El Hôtel-Dieu de Beaune, mejor conocido como los “Hospices de Beaune” Foto tomada de: France Voyage Tal vez resulte impensable en nuestros tiempos que un hospital produzca vino para financiar sus actividades, pero en épocas medievales, existió un hospicio para pobres, en la región vinícola de Borgoña, Francia, más exactamente en Beaunes, ciudad ubicada a unos 50 Km de la afamada Dijon, que no solo ayudó a tratar las enfermedades de cientos de personas sin recursos, sino que utilizó el producto de sus viñedos para financiar la atención hospitalaria de los menos favorecidos. Se trata del “Hôtel-Dieu de Beaune” o mejor conocido como los “Hospices de Beaune”, institución de caridad creada en el año 1443 por el canciller del Duque de Borgoña, Nicolas Rolin y su esposa, Guigone de Salins, con el fin de destinarla a un lugar de auxilio médico y acogida de enfermos sin recursos económicos, para brindarles todas las comodidades durante su estancia, en una época de enormes necesidades. Recordemos que para entonces, Europa acababa de salir de la devastadora guerra de los cien años, que a su paso, dejo un sinnúmero de desamparados, lisiados y pobres. Para su financiación, como sucedía en muchas instituciones de caridad de aquella época, sus fundadores buscaron donaciones caritativas de las familias pudientes de la región, quienes, con el fin de pagar sus penitencias, amablemente comenzaron a donar, granjas, propiedades, obras de arte y por supuesto viñedos, que luego serían utilizadas por los Hospices para la creación de recursos de sostenimiento de sus pacientes. Se dice que el lujo que recibían sus pacientes era máximo. La institución se encargaba de dar albergue y tratamientos médicos a mujeres embarazadas, niños, peregrinos e indigentes; la mejor comida; atención exclusiva de una monja por cada enfermo y servicio espiritual con capilla incluida dentro del recinto denominado “Sala de los pobres”, donde se encontraban 28 camas con sábanas blancas y unitarias por paciente, que permitían a los enfermos recibir misa sin tener que desplazarse a otro lugar. Puede que todo esto parezca normal en nuestros tiempos, pero en aquel entonces, ello era un verdadero privilegio. Las condiciones eran pésimas en las instituciones hospitalarias, los tratamientos médicos precarios y realmente era un milagro salir vivo después de una enfermedad y menos si no se tenía dinero. La Sala de los Pobres Foto tomada de: beaunefrancia.com Es así como, las donaciones de numerosas hectáreas de vides a los Hospices, convirtieron a esta institución en uno de los propietarios de viñedos y productores de vino más importantes de Borgoña. Con el tiempo llegaron a adquirir un aproximado de 60 hectáreas de viñedos, principalmente ubicadas en Côte de Beaune y Côte de Nuit, las cuales posteriormente, se consolidaron como subregiones vinícolas mundialmente famosas por su producción de Pinot Noir y Chardonnay (recordemos que actualmente una hectárea de viñedo en Borgoña puede costar de 112.000 a 1.350.000 euros, pero si ya hablamos de viñedos que producen vinos en clasificaciones de mayor calidad, como es el caso de los Premier Cru, la hectárea puede llegar a valer de 420.000 a 2.900.000 euros y en el caso de los Grand Cru, incluso oscilar entre los 2.750.000 y 13.950.000 de euros). Adicionalmente, han llegado a producir unos 37 tipos de vinos en total, que en su mayoría están clasificados como Premier y Gran Cru. Su fama llegó a ser tal que, desde 1859 se estableció una subasta anual de vinos jóvenes, en su gran sala, que oficializó el recaudo de fondos a favor de la institución, bajo la figura de la “Subasta de Beaune”, la cual se empezó a llevar a cabo el tercer domingo de noviembre y en la que solo podían pujar los “négociant” locales, figura tradicional en Borgoña, que representa a expertos compradores de uvas, mostos y vinos, que luego se encargan de su crianza, embotellado, etiquetado y comercialización. Desde entonces, dicha subasta se ha consolidado como uno de los eventos más importantes en la industria del vino a nivel mundial, llegando a recaudar en algunas de sus ediciones, más de 8 millones de euros. Y es que su fama no solo se debe a la calidad de sus vinos, sino que se ha convertido en un verdadero indicador de la calidad de las añadas y la tendencia general de los precios de la región. De hecho, el evento consiste en una venta avanzada de los vinos de la última cosecha que luego los négociant locales envejecerán en madera por varios años. Sin embargo, con el paso del tiempo este evento ha tenido varios cambios, pues actualmente, ya no solamente se lleva a cabo con el objeto de recaudar fondos para el Hospital de Beaune gestionado por los Hospices, sino también para la preservación del edificio del Hôtel Dieu, así como la financiación de investigaciones médicas y obras de caridad. Además, desde el siglo XXI se ha permitido también la venta a particulares que, en todo caso, luego deberán dejar en manos de los négociant sus adquisiciones para su envejecimiento. Adicionalmente, su celebración dura tres días, mejor conocidos como ‘Les Trois Glorieuses’, a la cual acuden personalidades del vino de todo el mundo (restauradores, propietarios de tiendas de vino, distribuidores) y cientos de periodistas. Así mismo, desde 2005 la subasta es dirigida por la casa de subastas Christie´s. Subasta de Beaune Foto tomada de: Decanter Por otra parte, sus vinos han adquirido una forma particular de identificación, pues en su etiqueta debe aparecer necesariamente el nombre de Hospices de Beaune en primer lugar, seguido de la denominación, el nombre del benefactor que en su momento donó la parcela del viñedo, el afortunado postor del año y la empresa a la que se ha confiado el vino hasta que esté listo para su venta. Al respecto, es importante resaltar que, tener el honor de aparecer en la etiqueta de una de estas botellas, es todo un prestigio que además tiene gran repercusión en los medios de comunicación. Ejemplar de un vino de los Hospices de Beaune Foto tomada de: Vanitatis Hoy en día el recinto de Hospices de Beanue, ya no alberga pacientes, pues desde 1971 se trasladaron sus servicios hospitalarios a un edificio moderno cercano a su lugar de origen y fue convertido en un museo de historia de la medicina, al cual acuden más de 400.000 personas al año, con una colección de casi 5000 muebles y objetos, que además fue declarado como monumento histórico de Francia por su arquitectura gótica, tejas policromas y viñedo de renombre. Entre sus reliquias, cabe resaltar que, se encuentra el famoso políptico del Juicio Final, obra maestra del pintor flamenco Rogier van der Weyden elaborada en el siglo XV. Es así como, después de este recorrido histórico, nos encontramos con una de las historias más conmovedoras del mundo del vino y particularmente de Borgoña, que demuestra que la producción de esta bebida, además de conllevar un beneficio económico para quienes la elaboran, desde antaño ha estado ligada a las más nobles causas y ha sido una piedra angular en el progreso de los países de tradición vinícola. En definitiva, un lugar obligado de visita en la región de Borgoña para aquellos amantes del vino que tengan la fortuna de conocer sus tierras. Es normal que con el pasar de los años, nuestros gustos y lo que esperamos de la vida cambie, en la medida en que conocemos nuevas personas, países, tradiciones, culturas y vamos entendiendo qué es lo que realmente queremos y, sobre todo, con qué esperamos ganarnos la vida. Muchas veces estudiamos una carrera con ciertas expectativas, pero quizás, la falta de madurez y de mundo a la que nos vemos enfrentados precisamente cuando debemos tomar una decisión tan radical en nuestras vidas, no nos permite ver otros horizontes y encontrar actividades en las que tal vez, hubiésemos podido hallar nuestra verdadera pasión y efectivamente, hacer realidad lo que tantos coach y gurús suelen decir, sobre escoger una actividad que realmente nos apasione, para que ningún día de nuestras vida se sienta como trabajo. Merodeando entre estos pensamientos desde hace años, me encontré precisamente en este mundo del vino, con una serie de historias encantadoras que quisiera compartir, pues esta industria está llena de ejemplos de personajes de enorme reconocimiento en materia de vinicultura, que increíblemente iniciaron su vida laboral en otros ámbitos y que, en algún momento de su existencia, se toparon con la experiencia maravillosa y deslumbrante que genera el vino, decidiendo abandonar del todo sus carreras y dedicarse de lleno a esta industria. De estas historias encontré todo tipo de profesiones, pero particularmente me sorprendió la gran cantidad de abogados que decidieron darle un giro a sus vidas en ese sentido. Es allí donde empecé a preguntarme: ¿qué efecto tiene el vino en la vida de los abogados que les hace generar ese “break point” en sus carreras? Y me lo pregunto porque en mi experiencia personal, aunque el derecho me parece una ciencia maravillosa y me ha brindado tantas vivencias y satisfacciones, siempre he sentido que una parte artística dentro de mí, no ha podido expresarse por completo en esta profesión. También es cierto que, la abogacía es una profesión que se da mucho para acercarnos a ciertos contextos en donde el tema de la comida y la bebida, suelen tener una importancia fundamental. Es allí donde creo que artes como la gastronomía o la vinicultura, pueden ayudar a llenar ese vacío y por ello, no es una casualidad ver que tantos abogados tengamos como hobby alguna de estas actividades, o también muchas otras como, la pintura, la escultura, la música, la fotografía o la actuación. Desde la facultad conozco miles de colegas que se sienten plenos incursionando en estos ámbitos. Entrando en materia, a continuación, procedo a contarles las maravillosas historias de dos de los personajes más influyentes en la industria del vino a nivel mundial, que tuvieron esta vivencia: James L. Barrett Tomado de: LA Times Se trata de uno de los pioneros de la vitivinicultura de Napa Valley y una de las personalidades estadounidenses de la industria del vino, que más ayudó a posicionar a los vinos de California como referente en el mercado mundial. Nació el 8 de noviembre de 1926 en Chicago. Provenía de una familia de padres inmigrantes irlandeses, que posteriormente, en la década de 1930, se mudó a vivir a Los Ángeles. Obtuvo una licenciatura en la UCLA en 1946 y una licenciatura en derecho de la Universidad de Loyola en 1951. Luego en 1957, fundó el bufete de abogados de Barrett, Stearns, Collins, Gleason y Kinney en Torrance, en el cual fungió como socio principal durante años. En 1968 Lee y Helen Paschich compraron Chateau Montelena, un castillo histórico que había sido fundado como bodega de vinos en 1882 por Alfred Tubbs en Calistoga, pero que había estado fuera de servicio desde principios de 1900. Barrett conocía a los Paschich y decidió invertir en el proyecto como socio, pues además de darse cuenta del gran potencial de sus viñedos, quedó impactado con la belleza, gracia y particular locación del abandonado y solitario Chateau. Una vez involucrado en el negocio, comenzó a dedicarse al mismo con alma y corazón. Es así como, en los primeros años, viajó prácticamente todas las semanas desde Los Ángeles a Napa Valley en su propio aeroplano para dedicarse a la bodega y comenzó a tomar decisiones que marcarían trascendentalmente el futuro de ésta para siempre, como la replantación de sus viñedos con variedades como la Chardonnay y Cabernet Sauvignon y la instalación de equipos modernos de vinificación en los edificios históricos, para luego comenzar a producir vinos nuevamente en 1972. Fue entonces que, decidió abandonar su práctica como abogado y mudarse a Napa Valley con el fin de dedicarse de tiempo completo a su verdadera pasión: los vinos y a dirigir Chateau Montelena. Y es que su pasión y dedicación a este proyecto fueron tales que, estando a la cabeza de la bodega, su vino: “Chateau Montelena Chardonnay 1973”, ganó la prestigiosa cata a ciegas de Paris de 1976, más conocida como “El juicio de Paris”, que fue organizada en el Hotel Inter-Continental de la misma ciudad, por el comerciante británico de vinos, Steve Spurrier, con el objetivo de celebrar el bicentenario de Estados Unidos. Chardonnay Chateau Montelena 1973, ganador de la cata a ciegas de Paris de 1976 Tomada de: NBC news En dicha cata, cuatro Burgundies blancos compitieron contra seis Chardonnays de California. Al emitirse los puntajes, los jueces franceses estaban convencidos de que el vino blanco que mayor calificación había obtenido, era uno francés, pero para sorpresa de todos, el Chardonnay 1973 de Chateau Montelena, fue calificado por encima de todos los demás vinos, lo cual demostró que la producción de los vinos californianos, que hasta entonces habían sido considerados de inferior calidad que los de sus pares en el viejo mundo, habían llegado a una madurez tal, que podían competir válidamente como vinos de talla internacional [1]. Esta cata, cambiaría para siempre la percepción mundial sobre los vinos estadounidenses y elevaría las ventas de los vinos de California a niveles inimaginables, particularmente los de las bodegas ganadoras, los cuales, aún hoy en día son motivo de culto entre los amantes de la materia. Como puede verse, James L. Barret dio un giro a su vida, de prestigioso socio de una firma de abogados a exitoso director de su propia bodega de vinos. Cabe resaltar que, frente a este cambio radical de carrera, en una entrevista hecha por la revista Napa Valley Register, en la que le preguntarían como había hecho para entrar en este negocio, comentaría: “Yo solía ser un abogado que hacía fruncir el ceño en la cara de la gente, así que decidí poner más bien sonrisas en sus caras. Y sabes qué? funcionó”[2]. Una verdadera historia de inspiración. James Barret finalmente muere el 14 de marzo de 2013. Chateau Montelena aún pertenece hoy en día a la familia Barrett y su hijo Bo Barret es el actual CEO de la bodega [3]. Robert Parker Tomado de: Gastrobaris Magazine Se trata del fundador de la célebre publicación “The Wine Advocate” que hoy cuenta con más de 50.000 suscriptores en más de 40 países y es considerado como el crítico más influyente en la industria vinícola, tanto en lo que se refiere al precio que un vino puede llegar a alcanzar según su puntuación, como con respecto a la influencia que tiene en la producción del vino. De allí que se le haya llegado a denominar como el “Emperador del Vino” o que se haya instituido dentro del lenguaje de esta industria la palabra “parkerización” para describir la adaptación que muchos productores deciden llevar a cabo en sus vinos, con el fin de obtener una excelente crítica y puntuación de su parte, que son la llave prácticamente garantizada para obtener un alto reconocimiento y valor en el mercado[4]. Robert Parker nació en Baltimore, Maryland, el 23 de julio de 1947. Se graduó de Historia e Historia del Arte en la Universidad de Maryland, College Park y posteriormente de abogado en la Universidad de Maryland, Baltimore, carrera que ejerció desde 1973 hasta el año de 1984, momento en el que comenzó a dedicarse exclusivamente a escribir sobre vinos. Se dice que su amor por el vino comenzó cuando en 1967, siendo solo un estudiante de derecho, decidió ir de viaje de verano a Alsacia, Francia para ver a su novia Patricia, quien para entonces se encontraba allí estudiando. Estando en Estrasburgo, descubrió que el vino era más barato que otras bebidas, lo cual llamó su atención por esta bebida, de manera que poco a poco, comenzó a convertirse en un apasionado, entusiasta y estudioso del vino[5]. Es así como, en 1975, comenzó a escribir una guía sobre vinos, con la pretensión de convertirse en el Abogado del consumidor. Su intención era crear una publicación que pudiera estar libre de vínculos financieros con bodegas y comerciantes, una guía que produjera puntos de vista totalmente imparciales sobre los vinos y que sirviera solo a los intereses de los consumidores de vino. Esta sería una revista financiada exclusivamente por suscriptores: las personas que la comprarían, leerían y usarían”[6]. Posteriormente, en 1978, comenzó a publicar “The Baltimore-Washington Wine Advocate”, que sería la publicación que en 1979 se convertiría en The Wine Advocate y que se caracterizaría por ser una guía independiente de vinos, cuyas evaluaciones y reseñas se basarían en una escala de puntuaciones de 0 a 100, que aún hoy se considera el estándar de puntuación en la industria del vino. Ejemplo de publicidad de una bodega con puntuación 100 de Robert Parker – The Wine Advocate El momento en el que empezó a considerarse como un referente en la industria del vino, fue cuando decidió asistir a la cata anual ‘en primeur’ de vinos en Burdeos de 1982, en donde se destacó por ser el único crítico de vinos que dio buenas puntuaciones a dicha cosecha, motivo por el cual, muchos distribuidores y consumidores decidieron seguir su recomendación, lo cual elevó las compras del Burdeos de 1982 de una forma impresionante, al punto que sigue siendo uno de los vinos más buscados del mundo aún hoy en día. Muchos han descrito su estilo de nota de degustación como casi “shakesperiano”, cualidad que lo ha hecho único y que lo distingue de cualquier otro escritor de vinos[7]. A la edad de 71 años decidió retirarse de la publicación The Wine Advocate por considerar que debe dar paso a nuevas generaciones de críticos en la labor que llevó a cabo por más de 30 años. Sin embargo, sigue siendo uno de los propietarios mayoritarios de dicha publicación. Como puede observarse, es otra historia inspiradora además de romántica, pues Alsacia condujo a Parker no solo a su verdadero amor: Patricia Parker, su actual esposa, sino también, a su mayor pasión, el vino, actividad a la que dedicaría el resto de su vida. Otros ejemplos Pero la lista no acaba allí, pues son muchos los abogados que han vivido experiencias similares. Por mencionar otros casos, resalto a Mauro von Siebenthal, suizo, abogado experto en derecho comercial y tributarista, actualmente radicado en Chile y fundador de la bodega Viña Von Siebenthal ubicada en el Valle de Aconcagua; Cristina Mercuri, italiana, abogada, Wine & Sherry Educator, Diploma WSET y fundadora de Degustibuss International, escuela formadora en wine & bar education, presente en más de 15 sedes en Italia y con múltiples actividades formativas a nivel internacional; y Olivia Bayés, española y abogada, fundadora de la bodega Marco Abella, en el Priorat, Cataluña, famosa por producir el vino Clos Abella 2013, considerado como mejor vino de España en el 2016 y ganador del mérito Decanter World Wide Award otorgado por la revista Decanter en el 2018. Pero sin ir tan lejos, en Colombia también tenemos varios ejemplos admirables, como José Rafael Arango, abogado de la Universidad de los Andes, Sommelier de la Asociación de Sommelier de Chile, fundador de la cátedra “El mundo del vino” de la Universidad Sergio Arboleda, actual sommelier de Tannic Wine Bar y uno de los mayores expertos de vinos del país y por otra parte, Catalina Rugeles, abogada de la Universidad de La Sabana, Sommelier profesional de la Universidad Externado de Colombia, certificada en WSET, profesora de la cátedra de enología de la Universidad del Rosario y quien increíblemente ha sabido combinar sus dos profesiones, desempeñándose exitosamente tanto como consultora en derecho (principalmente en temas jurídicos relacionados con esta industria), como en materia de vinos y una de las sommelier más reconocidas a nivel nacional. ¿Es una casualidad o existe alguna conexión entre la ciencia del derecho y la del vino? Lo cierto es que se tenga la profesión que se tenga, si has experimentado ese momento en el que el vino comenzó a mover tus fibras y a despertar una gran avidez de conocimiento sobre su cultura, de seguro no volverás a ver el tema con los mismos ojos. El vino es apasionante. [1] Chateau Montelena Winery. History. En: https://montelena.com/winery/history [2] 10 Questions for Jim Barrett of Chateau Montelena Winery, Calistoga. En: https://napavalleyregister.com/business/10-questions/10-questions-for-jim-barrett-of-chateau-montelena-winery-calistoga/article_dc089f74-e0ba-5770-b12c-6e1cabc92271.html [3] VIRBILA, Irene. James L. Barrett dies at 86; pioneering Napa vintner. 19 de marzo de 2013. En: Los Angeles Times: https://www.latimes.com/local/obituaries/la-xpm-2013-mar-19-la-me-james-barrett-20130319-story.html [4] Biografía Robert M. Parker. En https://es.m.wikipedia.org/wiki/Robert_M._Parker [5] ESCOBAR, Pedro. ¿Quién es Robert Parker? ¿y por qué importa tanto su opinión en el mundo del vino?. 2 de marzo de 2018. En: http://buenosvinos.org/2018/03/02/quien-es-robert-parker/ [6] PERROTTI-BROWN, Lisa. A Tribute to Robert M. Parker Jr. 16 de mayo de 2019. En: https://winejournal.robertparker.com/robert-parker-retires-from-wine-advocate [7] TEAGUE, Lettie. Inside wine guru Robert Parker’s cellar sanctum. 10 de noviembre de 2011. En: https://www.marketwatch.com/story/inside-wine-guru-robert-parkers-cellar-sanctum-2012-11-10 Celebración de la Fiesta Bejalouis Noveau en Lyon, Francia. (Fuente: Diario La Vanguardia) Si alguien te contara que existe una fiesta que se celebra el mismo día en los cinco continentes, que es capaz de movilizar más de un millón de cajas de botellas de vino desde Francia a los lugares más recónditos del planeta y que despierta la pasión de miles de aficionados al vino, que festejan con un brindis colectivo al grito unísono de “Le Beaujolais nouveau est arrivé!”, ¿te gustaría asistir? Pues déjame decirte que serías parte de uno de los eventos mas increíbles del mundo vinícola y también de los que más ganancias genera a los vinicultores de la famosa región de Borgoña (Francia). ¿Pero qué tiene de especial este vino que tanta euforia genera entre los apasionados a esta fiesta? Pues lo primero que debemos mencionar, es que, Beaujolais es una región vinícola escondida en la región de Borgoña, en los Alpes franceses, en la que, durante siglos, el vino Beaujolais se produjo como un producto local, apenas conocido y respetado en otros lugares, tradicionalmente como un vin de l'année (vino joven) para celebrar el final de la vendimia. La normativa francesa en materia vinícola siempre se ha caracterizado por ser bastante estricta y como consecuencia de ello, el 8 de septiembre de 1951 se publicó un decreto que establecía que los vinos de denominación de origen (como todos los que se producen bajo la AOC Beaujolais) no se podían vender sino hasta el 15 de diciembre de cada año, lo cual provocó el enorme descontento de los sindicatos del vino, quienes consideraron esto como una injusticia. Luego de mucha presión, el 13 de noviembre de 1951, dichos sindicatos lograron finalmente promover una corrección a dicha norma, permitiendo que este y otros vinos franceses, pudieran ser vendidos apenas con unas pocas semanas de fermentación desde la vendimia siempre y cuando advirtieran al público sobre su producción temprana, utilizando la palabra “Nouveau” (nuevo en español). A partir de entonces, comienza a ser conocido este vino con el nombre de “Beaujolais Nouveau” (1). Luego en 1967 se emite una nueva norma que establece el 15 de noviembre como fecha a partir de la cual se puede vender este vino. Pero fue solo hasta el año 1970 que ese hecho histórico comenzó a utilizarse para dar a conocer este vino en otras regiones y atraer así la atención tanto de nuevos clientes, como de los medios de comunicación. Fue Georges Duboeuf, vinicultor francés considerado como el padre de este vino, quien tuvo la idea de organizar una carrera a París llevando las primeras botellas de la nueva añada a los restaurantes, lo cual se convirtió en un acontecimiento nacional. Posteriormente, en el año 1985, se estableció como fecha específica para llevar a cabo este evento, el tercer jueves de noviembre, con el fin de aprovechar el siguiente fin de semana a efectos de su comercialización y asegurar que todos los productores coloquen la mayor parte de sus vinos por adelantado, incluso sin importar si sus vinos están listos para ser consumidos, o aún verdes o fermentando. Fue tal su acogida, que dicha celebración se terminó ampliando a varios países vecinos de Europa, luego a Norteamérica y finalmente a Asia, hasta llegar en la actualidad a unos 110 países participantes en esta grandiosa fiesta. Japón es uno de los principales participantes de esta enorme fiesta. (Foto balneario de Hakone Kowakien Yunessun en Hakone, Tokio en noviembre de 2018. Fuente: Diario La Vanguardia). Por lo anterior, todas las bodegas que lo comercializan guardan con expectativa este vino hasta las 12 de la noche del día anterior a esta fiesta, momento en el cual empiezan a salir camiones y vuelos con un estimado de 25 millones de botellas dirigidas a bares, restaurantes y hogares en todo el mundo, quienes esperan con ansias su pedido, que muchas veces pre pagan con meses de antelación (2). Y es importante mencionar que el epicentro de la celebración regional, es el “Hameau en Beaujolais”, el mayor enoparque de Europa (con 30.000m2), implantado en el corazón de Beaujolais en 1993 precisamente por Georges Duboeuf, justo al lado de la estación de trenes Romanèche-Thorins, a 56 km de Lyon. Sin embargo, algo llama la atención y es que en ningún momento se ha mencionado que esta fiesta esté ligada a un tema relacionado con la calidad de estos vinos. Y efectivamente es así, pues si hay algo de lo que adolecen los Bejalouis Noveau, es precisamente de algún tipo de reconocimiento sobre su calidad, pues como lo hemos mencionado, la principal cualidad de estos es su excesiva juventud derivada de una tradición regional y de un gran afán comercial por lanzarlos al mercado en esta fecha específica. Al respecto, es importante señalar que, la uva a partir de la cual se produce este vino es la Gamay, que es una variedad típica de esta región de Borgoña, Francia y que no solo se utiliza para la producción de los Beaujolais Noveau, sino de otros vinos con mayores cualidades, como los Beaujolais Crus y los Beaujolais Villages. Sin embargo, el proceso de vinificación de dicha uva para el Beaujolais Noveau, es un poco más simple que el de aquellos, pues se somete a maceración carbónica y se deja fermentar tan solo unas pocas semanas, con lo cual, el vino se produce muy rápido y sin muchas cualidades para la guarda. Por lo anterior, su fecha de vencimiento es bastante temprana, oscilando entre los 6 meses y 1 año, lo cual quiere decir que, prácticamente que se producen solo para esta celebración y no se espera que la gente los beba en fechas posteriores. Por ello, si bien existen muchas personas que aman este vino y toda la parafernalia que se vive en torno al mismo, también el mundo está lleno de muchos detractores que, solo ven un interés mediático y comercial y no precisamente un producto de calidad, meritorio de tanta alegoría.
De todas maneras, una cosa es cierta y es que el trabajo arduo de muchos vinicultores se ve beneficiado con esta enorme fiesta, que la tradición de antaño de toda una región no se ha dejado morir y que sea como sea, se trata de un vino tinto diferente, con seductoras cualidades aromáticas de fruta y flores que resulta muy refrescante y divertido para quienes lo beben y que causa mucha curiosidad. Así que ya sabemos cuál es la próxima fiesta que debemos poner en el calendario. Y si no sabes si en tu país se celebra, es muy probable que te lleves una sorpresa y en la embajada francesa del lugar, te puedan dar mas información al respecto. Por lo pronto estaremos expectantes para el próximo grito: “Le Beaujolais nouveau est arrivé!”. (1) Paris Infinito. Todo lo que debes saber sobre la fiesta del Beaujolais Nouveau. En: https://www.paris-infinito.com/todo-lo-que-debes-saber-sobre-la-fiesta-del-beaujolais-nouveau/ (2) Diario La Vanguardia. Una celebración mundial: ¡Le Beaujolais Nouveau est arrivé! Arranca la fiesta del vino joven más popular. En: https://www.lavanguardia.com/comer/tendencias/20191121/471766026765/beaujolais-nouveau-fiesta-vino-joven-frances.html California ha aportado a la vinicultura un sin número de enseñanzas y avances, que han hecho modernizar enormemente ésta industria a nivel mundial y posicionar a los vinos californianos como grandes referentes en la materia. Por ello, he querido hablar en esta ocasión del origen de uno de los grandes aportes que la revolución vinícola suscitada a mediados del siglo XX en California, trajo para el mundo: el “White Zinfandel”, vino emblemático de Estados Unidos, que adquirió una gran fama entre los consumidores, al punto de llegar a convertirse en el año 1987 como el más vendido en dicho país, con una producción anual de 2 millones de cajas. Su creación se acredita al vinicultor Bob Trinchero, uno de los propietarios de la Bodega “Trinchero Family States” situada en California, famosa por marcas de vino como “Ménage à Trois” y “Sutter Home”, marca ésta última, que precisamente en el año 2017, se logró posicionar con su propuesta “Sutter Home White Zin”, como el vino rosado mejor vendido en los Estados Unidos, en la gama de vinos de hasta 10 USD. Como su nombre lo indica, su producción está hecha con base en la uva Zinfandel, baya que hasta mediados del siglo XX se consideró erróneamente como una especie nativa de Norteamérica, pero que, gracias a una investigación de la Universidad de California Davis efectuada en la década de los 60s, logró encontrar su origen en el viejo mundo, más exactamente en Croacia y ser identificada, luego de un estudio de ADN, con la famosa uva italiana “Primitivo”[1]. Recordemos que la historia de Estados Unidos está basada en grandes migraciones del continente europeo hacia su territorio y que, mas exactamente, en el siglo XIX hubo un enorme auge de europeos que emigraron hacia esta nación en búsqueda de un mejor futuro, llevando consigo sus conocimientos y costumbres, entre ellos, las técnicas en materia de vinificación y cultivo de la vid. Y es allí precisamente donde al parecer, la uva Primitivo arribó en Norteamérica, pues entre 1851 y 1861 el viticultor Húngaro Agoston Haraszthy, más conocido como el “Padre de la Viticultura de California”, importó a Estados Unidos más de 300 variedades europeas, dentro de las cuales se encontraba dicha uva[2]. A partir de 1972, Bob Trinchero usó la técnica de sangrado (saignée) para intensificar su vino Zinfandel tinto del Condado de Amador en su bodega Sutter Home en Santa Helena, California, que es un proceso que se utiliza en la producción del vino tinto para concentrar los taninos y el color del mismo, sacando al momento de la maceración, parte del mosto de la cuba, de manera que lo que queda dentro de la misma, termina produciendo un vino tinto bastante concentrado y lo que se extrae, se convierte luego en vino blanco o rosado. El producto que se produciría a partir de éste último, sería un vino blanco, seco y pálido, denominado inicialmente: “Oeil de Perdrix"[3]. Sin embargo, en 1975, ocurrió un error en la producción de dicho vino, pues la fermentación del este mosto extraído bajo el método Saignée se frenó, dando como resultado un vino rosado (no blanco) y semidulce (no seco) al cual le quedaba un 2% de azúcar residual. A ese afortunado accidente, se le dio el nombre de “White Zinfandel”. Muchos críticos se volvieron en contra de la Bodega indicando que esta técnica no era adecuada y que de alguna manera se estaría “bastardizando” esta uva. Sin embargo, Sutter Home decidió hacer caso omiso a sus detractores y responder a las necesidades de sus clientes, pues dicho invento, resulto ser un éxito entre los consumidores, los cuales pidieron a la bodega seguir produciéndolo, decisión que resultó siendo un gran acierto, pues le ha hecho ganar millones de dólares y situarla como una de las Compañías de vino más grandes de los Estados Unidos, con más de 1500 empleados. [4]
Aunque Trinchero Family States con su bodega Sutter Home son especialmente conocidos por este vino, actualmente, muchas otras bodegas californianas lo producen también, como: Beringer, Gallo y Woodridge, por nombrar algunos. Actualmente, el White Zinfandel no es tan consumido como lo fue en la década de los 80s, pues el mercado del vino, como cualquier otro mercado, ha cambiado sus tendencias y otro tipo de vinos, como los secos, se han comenzado a consumir en mayor cantidad desde entonces. Sin embargo, para aquellos paladares que deseen disfrutar de un vino ligero, refrescante, semi-dulce, con aromas y sabores a fresa, cítricos y melón, con algunas notas a nuez moscada o a clavo y que maride bien con gran variedad de platos, desde dulces, hasta salados, pasando por los picantes, o más concretamente, como un cheesecake de cereza o de chocolate blanco, una ensalada, un pescado a la plancha, un pollo al horno con finas hierbas o una carne roja sin salsas muy producidas, este vino sería el complemento perfecto. [1] Learn About Zinfandel, Both Red & White. En: https://vinepair.com/wine-101/learn-zinfandel-red-white/ [2] PINNEY, Thomas. A history of wine in America: From the Beginnings To Prohibition. Ed. University of California Press. Berkley, Los Angeles. 1989. En: https://publishing.cdlib.org/ucpressebooks/view?docId=ft967nb63q;chunk.id=0;doc.view=print [3] COLE, Katherine. Seven Fifty Daily: How the Trinchero Family Built a Wine Empire. En: https://daily.sevenfifty.com/how-trinchero-built-a-wine-empire/#trinchero-2 [4] Trinchero Family Estates: The American Dream in Napa Valley. En: https://www.tfewines.com/about-us/ Hermanos Ernest y Julio Gallo Se trata de dos de los productores de vino más importantes de Estados Unidos, fundadores y propietarios de la Bodega E. & J. Gallo, una de las más grandes del mundo, que además de construir esta gran Compañía, trajeron las primeras técnicas modernas de marketing y ventas a la industria del vino estadounidense, comprendieron la importancia del posicionamiento de los estantes y organizaron y capacitaron una sofisticada fuerza de ventas. También, fueron pioneros en el uso de tanques y computadoras de vinificación de acero inoxidable para la mezcla de vinos. Además, después de la prohibición del alcohol en el país, su bodega ayudó enormemente a impartir entre los estadounidenses, educación sobre el vino[1]. Los hermanos Gallo, provenían de una familia de inmigrantes italianos de Piedemonte, que también tenía experiencia en la producción de vino. Ernest Gallo, nació el 18 de marzo de 1909 en Jackson, California, mientras que su hermano Julio Gallo nació el 21 de marzo de 1910 en Oakland, California. Para el año 1920, su padre compró un pequeño viñedo en Modesto, California, motivo por el cual la familia debió mudarse a dicho lugar. Es allí donde los hermanos crecen, pero, además comienzan a trabajar en el viñedo familiar, siendo Julio quien siempre se destacó por sus habilidades en el cultivo de la uva y su producción, mientras que su hermano, en las ventas y el marketing. Para el año de 1933, poco después del levantamiento de la prohibición del alcohol en el país, deciden crear la bodega E. & J. Gallo Winery. Poco sabían para entonces sobre cómo producir vino, más que aquello que habían aprendido en su viñedo familiar, por lo que es conocida su historia, sobre cómo se comenzaron a formar en el mundo de la vinicultura a partir de la lectura de panfletos sobre producción de vino que encontraron en la Biblioteca Pública de Modesto. Mantuvieron en su nueva Compañía los roles que ya se habían empezado a definir desde su juventud en el viñedo paterno, fórmula que resultó completamente exitosa, gracias a la genialidad que cada uno de ellos tenía para el trabajo que les correspondía. Su visión siempre estuvo encaminada a lograr que todos los estadounidenses se familiarizaran con el vino y comenzaran a volver la actividad de beberlo de forma habitual en sus vidas[2]. De esta manera, la bodega creció con el tiempo y prosperó enormemente. Vendían una amplia variedad de vinos, desde los dulces y fortificados, hasta vinos de mesa genéricos. Muchas de sus marcas eran nombres conocidos, como Thunderbird, Ripple, Spanada, Gypsy Rose, Andre, Carlo Rossi, Boone's Farm y Bartles & Jaymes, y reflejaban los gustos cambiantes de los estadounidenses para el vino. Sin embargo, por mucho tiempo y precisamente por la enorme penetración que sus productos llegaron a tener en el mercado, gracias a su exitoso modelo de producción y marketing, su bodega cargó por mucho tiempo con la imagen de producir vinos ordinarios y de baja calidad, impresión que años después intentaron superar con el lanzamiento de algunos vinos de gama más alta. Es así como, en 1974 comenzaron a producir vinos varietales y también a introducir el uso del corcho en algunas botellas, como un primer intento por mejorar la percepción que se tenía sobre sus productos y empezar a introducirse en el mercado de los vinos finos. Posteriormente, en 1978, crearon su primer Cabernet del condado de Sonoma, sentando las bases para lo que sería un gran impulso de su bodega en el mercado de vinos finos. Ya en las décadas de 1980 y 1990, convirtieron sus viñedos en el condado de Sonoma en algunos de los mejores del mundo. Finalmente, y hasta 2003, E. & J. Gallo llegó a ser el mayor productor de vino del mundo, momento en que Constellation Brands la superó al expandirse mediante una fusión. Julio Gallo murió en el año 1993, mientras que su hermano en el año 2007. Actualmente su bodega sigue estando en manos de su familia y continúa siendo uno de los conglomerados del vino mas importantes de la industria estadounidense, ya no solamente centrado en los vinos californianos, sino también, en el negocio de las importaciones de vinos italianos, bajo la marca Ecco Domani, y del sur de Francia, bajo la marca Red Bicyclette. Igualmente expandió su interés en los vinos de Napa Valley, con la adquisición de Louis M. Martini Winery[3]. [1] HEIMOFF, Steve. Wine Enthusiast: Ernest and Julio Gallo. 7 de marzo de 2007. En: https://www.winemag.com/2007/03/07/ernest-and-julio-gallo/ [2] Emprendaria. Biografías: Ernest Gallo. 22 de noviembre de 2008. En: http://www.emprendaria.com/nota.php?id_not=334 [3] LAUBE, James. Wine Spectator: Ernest Gallo Dead at 97. 6 de marzo de 2007. https://www.winespectator.com/articles/ernest-gallo-dead-at-97-3456 |
AutorViviana Moyano, abogada, Wine Sommelier WSET 2, egresada del programa de "Vinos, Cafés y Otras bebidas" de la Escuela de Gastronomía Mariano Moreno, aspirante a sommelier AIS y apasionada por el vino. Archivo
December 2021
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